Jaime - fotografía de Christian Postigo
© Christian Postigo

ESPECTADOR DE MÍ
- Poesía -

Obra Cultural de la Caja de Ahorros de Palencia, 1987

DL P-270-1987

 

 



Espectador de mí

Si algún día se publicase mi obra completa, éste sería el título que le daría ‘Espectador de mí’. Ninguno de mis títulos resume como éste, el de mi primera obra editada, el motivo por el que llevo escribiendo casi treinta años, desde un 19 de enero de 1979 en que feché mi primer poema.

Por eso este libro se dividió en cuatro partes. ‘Buhardilla de ti mismo’, mi infancia. ‘Traducción’, o los primeros síntomas de la enfermedad de la literatura infectando mi alma. ‘El actor y los gestos’, la búsqueda de mi identidad en el sinnúmero de identidades que soy, donde me erijo en súbdito de Pessoa. Y ‘Los heraldos’, blancos y negros, o las expectativas de porvenir, el vital y el mortal.

La publicación de este libro tiene una sabrosa anécdota que implicó a Pepe Hierro. Pepe ya no está con nosotros, así que esa ya es otra historia que no se contará hasta que yo le siga los pasos...

 

 

 

Ha llegado la hora de las fechas, de los aniversarios.
Ese tres de junio proverbial en que huiste de tus labios
y te viniste a vivir en mis estancias. Ese urgente
tres de junio en que arañaste mi alma con tus manos
dulces y tercas y sembraste un grano que sólo tú conoces
para poner en mis ojos una duda, lo que es siempre
justo y necesario para amar, para sobrevivir, o para ser.

Por eso se avecina cada día alguna fecha, un tres de junio,
por ejemplo, en que digamos : "dos años han pasado",
dos años que nada interrumpió, ni la noche de los días,
ni el solisticio de verano, ni una inundación,
ni la muerte de un perro o un amigo, si es que hubo.
Dos años han pasado que, tan densos, son aún más,
son un tropel de ríos y caballos caudalosos de años desbocados.

Y desde que te conozco, al mundo pertenezco y vivo,
vivo en todas las épocas y en todas las épocas pronuncio
y reivindico tu nombre tan amado para que
lo aprendan de mis labios, profundamente enamorados,
los hombres todos del tiempo y de la tierra.

 

 

No es extraño, que un hombre a veces sea
un códice,
algo indescrifable quizás como un facsímil.

Quiero decir que no es extraño que
un hombre se mire en el espejo
cruel de las palabras,
y no vea más que un hueco
- nadie ya lo ocupa -
un hueco, que es decir no eres tú este
quien crees que se esconde.
Lo que piensas, lo que sientes
siquiera es traducción, no eres tú mismo.

29 ENERO 86

 

 

ESQUIRLAS hoy tengo por ojos.
Si te miro arder entre mis manos,
sal se vuelve hasta mi tacto.

Yo tendría que quererte como el mundo
se arroja bomba de neutrones,

sin embargo te quiero como el árbol deshojado,
sin saberlo, en sus ramas desnudadas
guarda ya el milagro
de una nueva primavera.

30 ENERO 86

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