Portada -Mis andanzas por Europa - Chaplin

MIS ANDANZAS POR EUROPA
- Charles Chaplin -

Ediciones Evohé
Colecc. El Periscopio Octubre 2010

ISBN 9788493742911


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Editor

Mis andanzas por Europa
Charles Chaplin

Prólogo


© Luis Alberto de Cuenca
Instituto de Lenguas y Culturas del Mediterráneo y Oriente Próximo
(CSIC)


My Trip Abroad
se publicó en Nueva York en 1922. Tardaría ocho años en traducirse al español. Lo hicieron A. Rodríguez León y R. Rodríguez Fernández-Andes, que vertieron el título original (algo así como Mi viaje al extranjero) por Mis andanzas por Europa, un rótulo más exacto a juzgar por el contenido del libro y, desde luego, más comercial en español. Además, no deja de ser pintoresco que Chaplin utilice el término abroad, pues él había nacido en Londres, en el castizo barrio de Kennington, y mal podría viajar “al extranjero” volviendo a casa. Por debajo de las razones que da el autor para tomarse unas vacaciones europeas (“un pastel de carne y riñones, la gripe y un telegrama”) había otra razón de peso: Chaplin quería llevarse a su madre, que estaba internada en un psiquiátrico, a los Estados Unidos, para que disfrutara de la fama y los millones de su hijo (la pobre no logró enterarse de nada dado su calamitoso estado mental).

De modo que ahí tenemos a Charlie Chaplin cruzando en tren el continente americano para tomar un transatlántico en la costa este que lo conduzca a su ciudad natal, en la lejana Inglaterra. Estamos en 1921. Charlot tiene treinta y dos años. Hace dos que fundó, con Mary Pickford, Douglas Fairbanks y David W. Griffith, la mítica productora cinematográfica United Artists. Acaba de estrenar en los USA su película The Kid, con Jackie Coogan (el chico) y Edna Purviance (su madre), que iba a arrasar en las pantallas de todo el mundo, originando todo tipo de memorabilia publicitarios, entre ellos el emblema de las famosas galletas Chiquilín de Artiach. Va a estrenarse en Londres The Kid, y su presencia es requerida por ese telegrama que Chaplin recibe después de cenar pastel de carne y riñones en casa del escritor y guionista Montague Glass y unos días después de haber pasado una gripe que lo había dejado hecho unos zorros. No viene mal pasarse por Europa a averiguar si su capacidad de convocatoria es tan abrumadora como en América, y de paso conocer mundo, y hasta llegar a Rusia, si es preciso, con los ceñudos bolcheviques en pleno subidón.

Con ayuda de un secretario que le pasa sus notas a limpio, Chaplin nos cuenta en My Trip Abroad sus aventuras (que no desventuras) por Inglaterra, Francia y Alemania. A Rusia no llegó, y eso que parece sentir cierta simpatía por los soviets reinantes, o por lo menos curiosidad por conocer a gente como Lenin y Trotski, que eran lo más de lo más que se podía conocer en la Europa de los primeros años 20 del siglo pasado. Y digo que no hubo desventuras porque fue un viaje triunfal. Sus fans lo persiguieron tanto o más que en Estados Unidos. Los periodistas lo abrumaron, y hasta lo cabrearon, con sus impertinentes entrevistas y cegadores y continuos flashes.Conoció a Thomas Burke (el autor de Limehouse Nights, colección de relatos sobre los que rodó Griffith su inmortal cinta Dream Street, que acababa de estrenarse). Intimó con H. G. Wells, que le impartió lecciones de socialismo más o menos utópico, lo recibió en familia y lo impresionó con su vitalidad juvenil (y eso que andaba por los cincuenta y cinco). Se negó a última hora a que le presentaran a Bernard Shaw, por no caer en el tópico en que incurrían todos los prohombres que acudían a Londres en aquella época. Cenó en el célebre Garrick Club con lo más in de la sociedad londinense, incluido el inefable Peter Pan Barrie, el niño que nunca creció. Fue recibido en París como un Pétain después de Verdún. Visitó la Alemania de las cifras astronómicas de marcos impresas en cada billete, fruto de la escandalosa inflación que padeció el país del derrotado Káiser en la inmediata posguerra. Lo pasó francamente bien.

Pero todo tiene su final en la vida, y el viaje de Charles Chaplin también. Cuando sale de Southampton rumbo a Nueva York, lo despide su amigo Sonny, el hermano de Hetty Kelly, su amor de adolescencia, la primera mujer que le rompió el corazón. Todavía habrá párrafos de condena de la pena de muerte en ese decimoquinto y último capítulo del libro, titulado Bon voyage. Al cerrar el volumen, nos queda en la mente lectora un sabor sumamente delicioso, pues Mis andanzas por Europa es un libro lleno de humor y de ironía, y de datos valiosísimos sobre los gustos de su autor. Sus memorables páginas están escritas en un estilo despojado y sencillo que no rehúye una exquisita hondura lírica en algunos pasajes (véase, por ejemplo, el comienzo del capítulo X) y que cautiva a quien se acerca a ellas, pues quien nos habla es Charlie Chaplin, uno de los cuatro o cinco nombres más relevantes del siglo XX y del cine mundial.
 

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